Derechos y deberes

Por Charo Rodriguez. 62 años. Madrid. En camino.

Una gotera que considero tenemos en nuestra cultura de hoy es la ausencia de la palabra deber en nuestro vocabulario. La palabra derecho se usa en cualquier circunstancia: en una queja, en un razonamiento, en una defensa, en una exigencia… ¿Y la palabra deber? 

Parece que hemos olvidado que los derechos y deberes van de la mano, que unos existen porque están ahí los otros, que no pueden darse de forma independiente. 

Cuando era jovencita me decían: «Mi libertad termina donde empieza la tuya». Un día empecé a oír pegas y críticas a esa máxima, como «si hay límites no es verdadera libertad», y al poco tiempo todo eran discusiones y enfados porque todo el mundo se sentía coartado en su libertad por quien estaba a su lado. 

Se empezó a olvidar que disfrutar de un derecho necesita aceptar un deber. 

Los derechos que se han ido logrando a lo largo de la historia se lograron porque nos hemos ido  responsabilizándonos  de determinados deberes. Los derechos no son algo que esta ahí, en una estantería, para que vayamos por orden y los cojamos. Son algo que depende del comportamiento de todos, de si cada uno cumple con la parte que le toca. Y los deberes no son algo que se me ha impuesto exterior y caprichosamente, son la parte que me toca para la buena marcha de la vida. Mi deber es aquello que es necesario haga yo para tener la vida que quiero tener. Responsabilizarme de mi vida, decidir consciente y honestamente mis respuestas a las distintas situaciones en las que me puedo encontrar, es un deber. Decidir mis respuestas en vez de esperar que respondan otros de la manera que yo considero se debe responder.

En principio las leyes están ahí para asegurar los derechos de todos, pero en nuestra vida cotidiana no siempre valen las leyes, lo que vale es la manera en la que respondemos cada uno. Tener derecho a ser respetado implica tener el deber de respetar, mi derecho a ser escuchado me impone  el deber de escuchar con atención, el derecho a una información veraz necesita que yo sea honesto en mis expresiones, si quiero una relación sincera es necesario que yo sea sincera… 

Si nadie está dispuesto a cumplir con su deber,  ¿Dónde se quedan los derechos? ¿Dónde va nuestra vida? 

Ser responsables y honestos es a la vez un derecho y un deber. Tenemos derecho a responder a las situaciones de forma libre y consciente y tenemos el deber, con nosotros mismos y ante los demás, de responder con honestidad. Y, sobre todo, como todo deber, son una necesidad, necesitamos ser responsables y honestos para ser dueños de nuestra vida. Necesitamos cumplir con la parte que nos corresponde, nuestro deber, para tener esa satisfacción de no depender de los demás. Esto no creo que se entienda «a primera vista», es necesario experimentarlo, como la vida misma: Cuando paso de exigir o esperar mis derechos a cumplir con mi deber, es decir a responder libre y honestamente, empiezo a sentirme autónoma.

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